En este hogar, dirigido por un matrimonio con profunda vocación de servicio, cada residente es recibida con cariño y respeto. Ella, profesional de la salud con más de 20 años de experiencia en la Pontificia Universidad Católica, y él, abogado con trayectoria en el acompañamiento de personas en situación de alta dependencia, han hecho de este lugar una verdadera extensión del hogar.
El entorno es amplio, luminoso y acogedor, pensado para que las adultas mayores vivan con dignidad, compartan en comunidad y, si lo desean, expresen libremente su espiritualidad. Aquí se cuida el cuerpo, pero también el alma.
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